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Medio Ambiente. 2do. Foro Juventudes

Nov 14, 2019 | 0 Comentarios

El mundo se encuentra ante una creciente preocupación por los problemas ambientales; cada vez más, éstos van formando parte de las agendas políticas de los gobiernos, mientras que, por otro lado, algunas organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles se encuentran en una cruzada constante por solucionar esta problemática.

Ante estas preocupaciones surge la necesidad, primero, de entender de forma holística qué es el medio ambiente, esto con la finalidad de determinar acciones para la solución de dichos problemas. Como tal, el medio ambiente es el capital ecológico de los seres humanos, ya que comprende un acervo natural que tiene una importancia trascendental para el desarrollo social, económico y para poder mejorar o mantener una óptima calidad de vida. En este sentido, el capital ecológico aporta gran cantidad de cosas de carácter vital que se pueden denominar como funciones ambientales. Éstas incluyen la generación de una variedad virtualmente infinita de recursos (funciones de generación de recursos) y la asimilación de desechos (funciones de asimilación) (Yúnez, 1994: 22).

Al ser el capital ecológico una fuente de recursos naturales en su mayoría no renovables, comenzamos a observar que, las fuentes de éstos se agotan a causa de la producción industrial de mercancías que suele generar contaminación de los suelos, los mares y de las diferentes capas de la atmósfera.

Distintos autores (Serna, 2010; González, 2002; Yúnez, 1994) señalan que actualmente nos estamos enfrentando ante una crisis ambiental global, es decir una crisis que gradualmente afecta al medio ambiente y es multilocal, donde los problemas ambientales son compartidos por toda la población mundial, pues las afectaciones al medio ambiente sucedidas en un punto geográfico determinado del planeta afectan directamente a otro punto, creando lo que se conoce como el “efecto mariposa”.

Señalan también que la crisis ambiental puede deberse a varias causas, pero responsabilizan principalmente a la acción humana por sus comportamientos acelerados de producción y consumo que buscan la racionalidad económica por sobre la protección de los recursos naturales; es decir, se valora la relación costo-beneficio desde el punto de vista de la ganancia y la utilidad por encima de la relación costo-beneficio de la calidad de vida humana, dando como resultado una depredación de los bienes naturales y una afectación considerable del medio ambiente.

Entre las principales consecuencias de la crisis ambiental se señalan las siguientes:

  • Alteraciones en los ciclos naturales del clima.
  • Extinción de especies tanto de flora como fauna.
  • Hundimiento de ciudades que se encuentran a nivel del mar.
  • Enfermedades a nivel pulmonar y cardiovascular a causa de las emisiones de CO2.
  • Degradación de suelos y contaminación de agua dulce.
  • Distribución desigual de los recursos naturales que afecta sobre todo a los sectores más vulnerables de la población.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirma que, si no se implementan acciones para mejorar las condiciones medioambientales en el mundo, para el año 2100 la tierra alcanzará un aumento de 2 grados Celsius, incrementando de manera exponencial las consecuencias mencionadas en el párrafo anterior, provocando la desaparición de ecosistemas y generando espacios inhabitables para los seres humanos (2018).

Ante los problemas ambientales se han planteado diversas propuestas para solucionarlos y así poder regenerar los recursos naturales explotados y crear un medio ambiente equilibrado. Entre las soluciones propuestas destacan (Yúnez, 1994): 

  • El consumo responsable de los recursos no renovables (combustibles, minerales, mantos acuíferos, etc.).
  • Evitar el uso de contaminantes de suelo, aire y agua.
  • Reforestación de zonas afectadas por la tala de árboles.
  • Incentivar el reciclaje a alta escala que propicie el reúso y la reducción de consumo de productos, sobre todo los derivados del petróleo.

Para poder solucionar los problemas medioambientales resulta necesario comprender que el componente ético en la relación ser humano-naturaleza es importante, pues, aunque se implementen medidas para el cuidado y protección de los bienes naturales, si no se posee un esquema ético para formar una relación armónica con la naturaleza será muy difícil atender la crisis ambiental por la que estamos atravesando.

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Entre las principales consecuencias de la crisis ambiental se señalan las siguientes:

  • Alteraciones en los ciclos naturales del clima.
  • Extinción de especies tanto de flora como fauna.
  • Hundimiento de ciudades que se encuentran a nivel del mar.
  • Enfermedades a nivel pulmonar y cardiovascular a causa de las emisiones de CO2.
  • Degradación de suelos y contaminación de agua dulce.
  • Distribución desigual de los recursos naturales que afecta sobre todo a los sectores más vulnerables de la población.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirma que, si no se implementan acciones para mejorar las condiciones medioambientales en el mundo, para el año 2100 la tierra alcanzará un aumento de 2 grados Celsius, incrementando de manera exponencial las consecuencias mencionadas en el párrafo anterior, provocando la desaparición de ecosistemas y generando espacios inhabitables para los seres humanos (2018).

Ante los problemas ambientales se han planteado diversas propuestas para solucionarlos y así poder regenerar los recursos naturales explotados y crear un medio ambiente equilibrado. Entre las soluciones propuestas destacan (Yúnez, 1994): 

  • El consumo responsable de los recursos no renovables (combustibles, minerales, mantos acuíferos, etc.).
  • Evitar el uso de contaminantes de suelo, aire y agua.
  • Reforestación de zonas afectadas por la tala de árboles.
  • Incentivar el reciclaje a alta escala que propicie el reúso y la reducción de consumo de productos, sobre todo los derivados del petróleo.

Para poder solucionar los problemas medioambientales resulta necesario comprender que el componente ético en la relación ser humano-naturaleza es importante, pues, aunque se implementen medidas para el cuidado y protección de los bienes naturales, si no se posee un esquema ético para formar una relación armónica con la naturaleza será muy difícil atender la crisis ambiental por la que estamos atravesando.

Bibliografía

  • González Álvarez, Severino. (2002) Medio ambiente. Revista Galega de Economía. vol. 11, núm. 2 (2002), pp. 1-6.
  • Organización de las Naciones Unidas (ONU). (2018). Cambio Climático.
  • Serna Mendoza, Ciro Alfonso (2010). Economía y medio ambiente. Revista Apuntes del CENES, vol. XXIX, núm. 50, julio-diciembre, 2010, pp. 9-26 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Boyacá, Colombia.
  • Yúnez-Naude, Antonio (1994). Medio ambiente: problemas y soluciones. México. El
    Colegio de México.

AUTORES

Job Emmanuel Alba Angel

Correo electrónico: emmanuel.alba@leon.gob.mx

Licenciado en antropología social por la Universidad De Guanajuato, Campus, León. He realizado investigación sobre juventud y espacio público, elaboré mis prácticas profesionales como investigador en la Coordinación de Estudios Sobre Juventud en el Instituto Guanajuatense de La Juventud (INJUG) de enero a agosto del 2015 y he participado como becario en la evaluación de programas sociales de la Secretaria de Desarrollo Social y Humano de diciembre de 2016 a agosto de 2017, Universidad De Guanajuato, Campus, León y como tesista en el Programa De Apoyo A Proyectos E Innovación Tecnológica (DGPA-PAPIIT) de la Universidad Autónoma De México (UNAM) de abril a octubre de 2017.

He trabajado como auxiliar de Órgano Desconcentrado desempeñando labores de coordinación en materia de capacitación y organización electoral en el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato de enero a julio de 2018. Actualmente soy investigador en el departamento de investigación del Instituto Municipal de la Juventud-León.