El rap como una herramienta cultural para impactar positivamente en los Centros de Reinserción Social.
La condición resiliente que caracteriza al rap deviene de su discursividad lírica, es decir, cuando los autores de rap expresan, denuncian y describen el entorno en el que viven. Dicho género exige una recepción auditiva más suspicaz y detallada, pues el contenido puede incomodar la susceptibilidad de los oyentes que no están familiarizados con esta expresión artística.
Ahora bien, utilizar esta forma musical como una herramienta para la reinserción social es un acto de resistencia por sí solo, donde los artífices de dicho proyecto más que entender el rap como un género musical para jóvenes sin mayor trascendencia, ven en el rap una forma de vida resiliente tanto para ellos como para todos los involucrados en una obra como De cotorreo en cana.
Este proyecto de rap hecho por el productor artístico Miguel Minor y el productor musical, Enrique Paredes, tiene un trasfondo muy particular digno de admirarse. Por ello, me vi en la necesidad de entrevistar al productor artístico para que nos cuente de viva voz cómo fue posible llevar a cabo De cotorreo en cana, un disco de rap hecho por internos jóvenes de un centro de reinserción social en Tlaxcala.
Alfredo: Cuéntanos de qué trata el proyecto De cotorreo en cana:
De cotorreo en cana son una serie de intervenciones artísticas al interior de un Centro de Reinserción Social de Tlaxcala que partieron desde la labor musical, en específico, del rap. Estas intervenciones surgen en el marco de un estilo de vida y una práctica en espacios donde no se tiene acceso a la cultura, como bien pueden ser estos centros de reinserción social. Asimismo, este proyecto significa un gran alcance para el rap porque si bien, este género surgió en los barrios más marginados del mundo, continúa cobijando a quienes ahora se encuentran privados de su libertad. El acto por sí solo de llegar a un centro como estos, significa también la apropiación de un lenguaje para que los internos puedan contar sus propias historias.
Alfredo: ¿Cómo surge la idea de llevar a cabo un proyecto como estos en un Centro de Reinserción Social?
La historia es larga, pero en resumen ya veníamos haciendo una serie de vídeos llamados Cypher Tlx con artistas en general y a la par, conducía un programa radiofónico de hip-hop llamado Detonación Vital en el cual invitamos a raperos locales a expresar por medio de la música su identidad tlaxcalteca. Estos vídeos se realizaban por zonas o municipios y el objetivo era realizar un mapa importante del underground, esto ocasionó que el mundo del rap nos posicionara inmediatamente como grandes promotores de la cultura.
Gracias a esta labor que ya veníamos trabajando, fue que decidieron contactarnos desde el interior de un centro de reinserción social para que les dedicáramos un capítulo en especial y acto seguido, nos encargamos de realizar la gestión. Al inicio nadie creía que existiera esa inquietud de hacer música al interior de la cana, pero con el tiempo, nos dimos cuenta que realmente había un interés genuino por parte de cada uno de los internos. Fue darle un giro a partir de que todas las personas tienen derecho al acceso de la cultura. No sólo se podía darles fútbol a los internos, hay otras formas de representación de la cultura y el entretenimiento para poder llevar una reinserción social más efectiva.
Alfredo: Cuéntanos un poco más cómo fue este proceso, no sólo para entrar a un centro de internamiento, sino también para convivir y trabajar en un proyecto con las personas privadas de su libertad.
Fue un proceso arduo, pero gratificante para llevar a cabo De cotorreo en cana y no me refiero a que llegamos, grabamos y nos fuimos. Por supuesto que no, sólo alguien muy incrédulo podría pensar que fue así. Este tipo de proyectos se gestan con paciencia, confianza y tiempo, en nuestro caso, fue un proceso de tres años. Dimos apertura al proyecto con jornadas de talleres en materia de sensibilización a través del hip-hop para que ellos pudieran escribir sus canciones con calma, con técnicas pulidas y quizás, con un conocimiento extra al que ya tenían en cuestión de rap.
En esa primera etapa grabamos cuatro canciones que no están en el disco, pero que sirvió como primer ejercicio para que se fueran familiarizando con el proceso de producción. Posteriormente, acordamos un financiamiento por medio de instituciones culturales para realizar formalmente la producción de un disco y que saliera específicamente bajo el sello Cypher Tlx. Esta característica del sello era muy importante no sólo para nosotros, sino también para los artistas internos pues ahora englobaría una experiencia más sólida para ellos, además, queríamos que se quedaran con una copia en físico para que lo escucharan de forma más inmediata y también regalaran una copia a su círculo familiar y personal.
Fueron varias sesiones en las que hablábamos del conocimiento y alcance del rap. No era hacer música sólo porque sí, teníamos la inquietud y misión de introducir la ideología musical que comparte el rap: el respeto, la paz y el tratar de eliminar algunos hábitos violentos dentro de la propia cárcel. Eso funcionó muy bien durante todo el tiempo que se ejecutaron los talleres. Teníamos códigos y reglas para estar ahí, entonces a partir de las grabaciones ellos ya tenían un parámetro para poder estar con nosotros y grabar profesionalmente.
Alfredo: Durante ese proceso ¿qué cambios notaste al interior de la cana?
El cambio más radical y evidente fue su conducta. Antes de grabar teníamos una especie de ritual. Antes de que llegáramos ellos ya estaban preparados para intercambiar experiencias de vida, es decir, ya estaban de alguna manera receptivos y mentalizados para hacer algo de manera seria. Nosotros los escuchábamos, compartíamos nuestro tiempo y eso fue muy valorado por ellos.
Digamos que ya estaban organizados porque sabían a lo que íbamos nosotros y eso no hay que perderlo de vista, que el hip-hop siempre ha sido una expresión de organización social, y sin importar cuál sea el espacio mientras haya hip-hop esa organización natural puede traer consecuencias positivas como la creación de este disco y el cambio de conducta en las personas involucradas.
Cabe destacar, que dentro de estas sesiones de grabaciones también había cierto ánimo por parte de los internos a invitar a otros a que convivieran ahí, no importaba si no hacían rap, o tiraban un spoken word o un corrido, el objetivo era estar ahí y hasta ese momento, no había un espacio al interior de la cárcel donde se lograra una convivencia con todos esos factores.
Alfredo: En medio de este proceso de tres años ¿cómo es la evolución participativa de las personas, es decir, desde que inician hasta las últimas que aparecen ya en el disco formalmente?
Esa es una muy buena pregunta y qué chingón que me la hagas. Tú te has dado cuenta que cuando organizas un proyecto no siempre resulta como quieres o no todos los involucrados desde el inicio ponen punto final. En ese sentido, iniciaron más de treinta personas, pero porque estaban interesadas en sacar su constancia de participación en el taller de rap y esa era una forma de sumar de cierta forma buena conducta.
Después de ese primer corte quedaron unas veinticuatro personas, después doce y al final sólo las que aparecen en el disco. Cuando estábamos trabajando llegaron otros raperos de nuevo ingreso que sí grabaron canciones, pero por el tiempo y el formato de producción que habíamos planteado ya no alcanzaron a entrar porque ya estábamos en la etapa de masterización.
De hecho, cuando presentamos el disco llegó uno de estos cuates que había grabado y al darse cuenta que no se incluyó su canción, me amenazó directamente con picarme. Esto sucedió también porque a él lo habían guardado en el V.I.P, así llaman los internos a otro espacio destinado a los internos por mala conducta.
Entonces ya no habíamos tenido contacto con él. Son cosas que no aparecen en el proyecto, pero sucede tras bambalinas. Y aunque nosotros ya habíamos hablado con ellos al respecto de ese proceso, pues hubo ciertas amenazas en el día exacto de la presentación y pues eso te impacta, pero hay que tomarlo de la mejor manera.
Alfredo: Durante este proceso, puedes mencionar ¿con cuántos jóvenes se trabajó este proyecto?
Realmente fueron muchos. De hecho, la mayoría de los que quedaron en el disco son jóvenes y ese fue otro reto al que nos enfrentamos. ¿En qué sentido? Pues porque al haber otros internos mayores de treinta años no aceptaban del todo al rap como una herramienta musical de expresión. Por el contrario, los jóvenes internos ya tenían una experiencia ante esta manifestación artística. Ya tenían una referencia y un estilo muy definido. Incluso varios de esos jóvenes, ya salieron porque tenían sentencias más cortas en comparación con los internos mayores. Ahora queremos regresar y cambiar la intervención artística, es decir, que antes participamos a través de la música, ahora queremos hacerlo a partir del cine.
Alfredo: Puedes mencionarnos ¿cuál fue uno de los momentos más emotivos para ti o Henry, durante este proyecto?
Uno de los momentos más chingones surgió cuando la Revista Momento realizó un documental durante ese proceso en el que nosotros estábamos grabando. Ellos documentaron de alguna manera parte de nuestra historia como promotores del rap al interior de la cana.
Recuerdo que cuando estaban haciendo las entrevistas a los raperos, uno de ellos estaba contando su experiencia de vida con el rap, dónde lo había conocido, cómo fue su integración a nuestro taller y cosas por el estilo, pero hubo un momento en el que dijo algo muy interesante y que nunca voy a olvidar porque tiene que ver justamente con la razón principal por la cual nosotros estamos haciendo este tipo de proyectos, y dijo lo siguiente: Muchas personas creen que han hecho algo por mí, pero en estos últimos diez años los que verdaderamente hicieron algo por mí, por lo que soy, fueron Henry y Miguel Minor. Porque fueron ellos los que me sacaron en la portada de una revista, porque fueron ellos los que me regalaron este disco y porque me dieron el valor como persona aun cuando yo había perdido la confianza en todas las demás personas, incluidos familiares. Henry y Miguel Minor voltearon a ver el talento que yo tenía y nadie había hecho eso por mí. Me regalaron el respeto, respetaron lo que yo era y lo que yo sentía al momento de escribir esa canción.
Eso fue algo muy importante porque tampoco censuramos ningún contenido. Nos dio fuerzas y ánimo para seguir trabajando con mucha energía. Afortunadamente, tuvimos todos los permisos del centro penitenciario sin tratar de pasar por alto a nadie, pero cuando él hizo ese comentario fue una de las mayores satisfacciones que me ha dejado, devolverles esa mirada humana a los internos a través del arte y más, a través del rap.
Alfredo: A partir de tu experiencia en un proyecto de tal envergadura como lo es De Cotorreo en Cana ¿crees que podría aplicarse en otros centros de reinserción social?
Si se podría aplicar, la cuestión tiene que ver con la voluntad institucional. El hecho de ir, presentar el disco, que la banda se anime a querer hacer un taller de rap y posteriormente a una producción. Lo llevamos con autoridades en algunos niveles de gobierno, pero al ser una práctica totalmente nueva para todos, no recibimos una respuesta, nosotros éramos los únicos que hacíamos proyectos culturales dentro de la cana en ese momento. Ahora lo han cambiado por otras disciplinas porque siguen estigmatizando el rap. Ahora queremos hacer algo que tenga que ver con cine. El hecho de tener la experiencia ya de convivir con las personas que están privadas de su libertad es un cambio invaluable tanto para ellos como para nosotros.
Alfredo: Culturalmente el rap y/o la cultura ¿qué importancia tienen dentro de la cana?
Una importancia vital. Primordialmente ayuda a quitar la tensión que viven cotidianamente los internos. También genera una consciencia sobre ciertos temas, conocen otros mundos, otros lenguajes y otra manera de contar lo que sienten. El hecho de estar recluidos implica muchos momentos de ocio y ese tiempo puede aprovecharse de otra manera. Hay quienes estudian, quienes trabajan al interior, otros que hacen teatro dentro de la cana y que encuentran distintos caminos para que a la hora de su reinserción social sea más natural y tengan otro tipo de habilidades. Incluso, hay internos que nos comentaron que dentro de la cana tienen mejores oportunidades de desarrollo que afuera, y eso no tiene que ver sólo con el sistema penitenciario como tal, tiene que ver con lo que se implementa al interior más allá de las leyes. Esto se refiere a cultura, oficios, atención psicológica o educación. Ahí dentro se adaptan más rápido a otras actividades que afuera nunca habrían podido acercarse y esto también les da un sentido de pertenencia en un espacio comunitario. Es una maravilla darse cuenta de todo esto gracias al hip-hop.
Alfredo: Ya para finalizar ¿qué otros proyectos se vienen con Cypher Tlx?
Queremos expandir el proyecto a otros exponentes. Uno de los ejemplos fue lo que hicimos en León, específicamente en Las Joyas. Es el próximo proyecto que vamos a estrenar. De mi parte estaré en la producción audiovisual y tanto las líricas como la producción musical, viene de gente local de León. La idea es continuar expandiendo estas herramientas positivas que el hip-hop ha dado a muchas personas.
Alfredo: Algunas palabras para cerrar.
La idea De Cotorreo en Cana es llevar la cultura a donde no hay espacio para ello, en este caso un centro de reinserción social. Al final este disco merece un reconocimiento a todas las personas que estuvieron involucradas, esto fue un ejemplo claro de la disciplina que el rap logra aportar a las personas, por la cuestión de la producción desde el momento cero de escribir hasta la masterización final.
Cana: Se refiere al espacio de reclusión de presos y se emplea mayormente en Latinoamérica.
Escucha este proyecto en: https://www.youtube.com/watch?v=6GYdjpA4g-s&list=OLAK5uy_lnye-jCTlgOr5NU9QXLohRofA5ehkG7Jw